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Miedo al rechazo, a vender y a... hablar.

Cuando escuchamos la palabra emprendedor es normal que relacionemos ese concepto con una persona extrovertida, segura, con poder de convencimiento y facilidad para hablar. Pero no siempre es así.

En lo personal me considero introvertida, (a pesar de que muchos piensen lo contrario) me cuesta MUCHO hablar en público, creo que por eso me encanta escribir. Y claaaaro que sí, también me aterra el rechazo. No el rechazo de las personas como tal, en la vida emprendedora nuestro mayor miedo creo que siempre va a ser el rechazo hacia nuestro producto y el miedo a no vender.

Manejar el rechazo es uno de los mayores desafíos que tenemos que enfrentar, tanto en nuestra vida personal como en los negocios. A veces pasa que escuchas una y otra vez, respuestas como “No me interesa”, “Lo checamos” o “Le llamo más adelante” todo eso puede provocarnos mucha frustración hasta hacer que perdamos el entusiasmo por la empresa.

Para poder vivir tranquilos y en paz lo primero es entender que el NO es algo completamente normal, como cualquier proceso de la vida; después de todo, ¿creen que sería normal que TODO EL MUNDO quisiera comprar tus productos? Es como en las relaciones de pareja, siempre hay un roto para un descosido. ¡Imagínense que a todos nos gustara la misma persona! Sería algo muy loco, ¿no?

Con el paso de los años comprendí que en lo primero que debemos trabajar es en nosotros mismos, identificar antes que nada nuestras debilidades para poder mejorar nuestra capacidad de manejar el rechazo.

Les comparto algunos tips que nos pueden servir para esos momentos de frustración, angustia, miedo y desolación que seguramente todos hemos vivido. Seas o no emprendedor, aplica para todas las áreas de la vida. :)

No se tomen la vida en serio.

En la vida, en el amor y los negocios, tomarnos las cosas de manera personal créanme que nunca acaba bien. La manera más efectiva de acabar con nuestra seguridad y confianza es pensar por los demás, creer que un cliente no quiere trabajar con nosotros porque no somos lo suficientemente buenos es lo primero que se nos pasa por la mente, cambiemos ese pensamiento por… probablemente buscaba otra cosa, no podemos resolver los problemas de todos. Cada empresa se especializa en algo y en este caso no hubo un match.

Puede haber muchas razones, pero la principal es que nuestro producto no es lo que necesita en ese momento. Si miras la situación en perspectiva, y con objetividad, podrás seguir adelante sin ninguna carga de frustración.

Adiós negatividad, hola optimismo.

Como les conté al inicio, me considero alguien introvertida y con mucha inseguridad al hablar (ya estamos trabajando en ello) peeeero así como tenemos nuestros defectos también tenemos virtudes. No podré hablar en público, pero queeee optimista soy, ¡sí señor! Ahí sí nadie me gana.

Creo que cada situación vivida trae consigo algo positivo y si no la trae pues la creamos. Seguramente en alguna ocasión les habrá tocado un super cliente y por alguna razón la venta no se concretó, acto seguido creemos que algo en nosotros estuvo mal, fue mi ropa, fue mi forma de hablar, seguro soy malísimo para esto, porque no estudié otra cosa, moriré de hambre… Negatividad al mil.

Es increíble la cantidad de personas que hacen esto todo el tiempo y se convierten en el peor enemigo del negocio. Si sientes que estás dentro de este grupo, reflexiona por qué te estás boicoteando de esa manera y busca ayuda para salir de ese estado mental. A veces, hablar con algún amigo emprendedor nos puede hacer pensar con más claridad y si su círculo es muy pequeño escuchen podcast, lean blogs. Las experiencias de las demás personas son clave para ayudarnos a mejorar 10/10.

Siempre tener un plan B.

Como emprendedor tienes que estar preparado no solo para escuchar la palabra NO, sino para reaccionar con la respuesta más adecuada. En lugar de decir “Ok, gracias”, colgar el teléfono y llorar en soledad. Ofrece un servicio más personalizado, tal vez un plan de pagos o alguna otra opción que pueda beneficiar a tu cliente dependiendo del giro de tu negocio. La idea es continuar con la conversación, aunque no puedas cerrar la venta en ese momento. Si somos empáticos es probable que en esa misma conversación nos demos cuenta de que el rechazo no es un rechazo si no algún problema del cliente y que mejor que ¡ayudarlo!

Crea tus propias oportunidades.

Se acerca el fin de mes, hay que pagarle a Coppel y se nos está acabando el dinero. Si tenemos asegurados otros ingresos, el rechazo de un cliente potencial no nos va a derrumbar ni nos generará tanta angustia. Por eso, es imprescindible que trabajemos siempre en ingresos pasivos (en una de las entradas anteriores platicamos sobre ese tema), estrategias de marketing permanentes para generar nuevos prospectos todos los días.

Para obtener un proceso de ventas con optimismo y realismo, es fundamental que hagas un registro de todas las acciones que llevas a cabo para generar prospectos, cuántos contactos logras hacer por día y cuántas ventas logras cerrar al final. Así tendrás claro cuál es el más efectivo y adónde deberías dirigir tus esfuerzos. Además, esta práctica te ayudará a liberarte del estrés.

Invierte en ti.

No intentes resolver TODO, eres un ser humano con virtudes y con debilidades. Capacítate continuamente para adquirir nuevas habilidades de ventas, ya sea a través de la lectura de libros, escuchar podcast (los recomiendo al mil), tomar cursos muy específicos de lo que nos hace falta, platicar con emprendedores, compartir experiencias, todo eso ayuda y ¡MUCHO!

Ahora que, si aún con todo tu esfuerzo sientes que el rechazo es más fuerte que tú, contacta un profesional y ve a terapia. En ocasiones tenemos cosillas que no nos dejan avanzar y tratadas con un profesional en menos de lo que se imaginan estarán logrando eso que tanto desean con la mejor actitud.

Recuerden que el NO ya lo tienes. Arriésgate y ve por el SÍ.

No hay nada que perder y mucho que ganar.


Las opiniones expresadas en este blog son responsabilidad exclusiva de la autora y no representan necesariamente los puntos de vista de la MGDE.